Nos encomendamos a María

En este tiempo de adviento, de espera y esperanza nos encomendamos a María para que nos ayude a mirar con ojos de madre a los enfermos, inspire nuestra misión y vocación.

En la vida de San Camilo, María fue fuente de inspiración para el cultivo de su mirada compasiva hacia el enfermo. Una de sus famosas máximas era «cuidad como cuida una madre a su único hijo enfermo» y así lo recoge en los postulados encomendados a la orden.

Os invitamos a compartir con nosotros esta oración que recoge el seguimiento a de María como madre a nuestra Orden, y como vela por nuestra obra con misericordia y compasión.

Gloriosa Virgen María, Madre nuestra,

te pedimos considerar siempre como obra tuya

nuestra orden,

que nació bajo tu protección.

 

En el día en que se celebra la fiesta de tu purificación,

Nuestro santo padre Camilo se convirtió a Dios

y a las obras de la vida cristiana.

 

El día de tu Asunción al cielo,

tuvo la primera inspiración de fundar la Orden.

 

En la fiesta de tu Natividad,

dio comienzo al Instituto,

vistiendo a sus primeros seguidores con el hábito religioso.

 

En la solemnidad de tu Inmaculada Concepción,

se consagro definitivamente al Señor,

haciendo la profesión religiosa solemne con sus primeros compañeros.

 

A lo largo de la historia de nuestra Orden,

especialmente en los momentos de mayor dificultad, hemos experimentado su tierna protección.

 

Continúa, oh Madre,

Acompañando con especial afecto nuestra Orden

que ha depositado su confianza en ti

y tiene el honor de tenerte como su protectora, invocándote como Reina de los Ministros de los enfermos.

 

Dale siempre prosperidad y crecimiento,

Haz que nazca en el corazón de muchos jóvenes.

El deseo de consagrarse totalmente al servicio de Dios

y de los enfermos.

 

Conserva nuestras comunidades en la fidelidad

al carisma recibido

y enciende en todos nosotros esa llama de caridad

que ardía en el corazón de nuestro Santo Padre Camilo.

 

Hoy, oh Madre, renovamos nuestros votos,

prometiendo a Dios servir a los enfermos,

aun con peligro de la propia vida,

en castidad, pobreza y obediencia.

Obtén para nosotros vivir nuestra

consagración con fidelidad y alegría.

Nos abandonamos en ti

Rogándote que te muestres siempre como nuestra Madre,

nuestra Reina y Salud de los enfermos.

 

Amén.