¡Celebremos la Fiesta de San Camilo, patrono de los enfermos y trabajadores de la salud!

Hoy, 14 de julio, la Iglesia en todo el mundo se une en alegría para honrar a San Camilo de Lellis, una figura extraordinaria cuya vida y legado han dejado una huella indeleble en el campo de la salud. Como fundador de la Orden de Ministros de los Enfermos, también conocidos como Religiosos Camilos, San Camilo se ha convertido en un gran referente de la humanización de la salud y un faro de esperanza para aquellos que sufren.

San Camilo, reconocido como el «gigante de la caridad», dedicó su vida a servir a los enfermos y a los más necesitados. Su amor incondicional hacia los enfermos y su incansable labor de cuidado y acompañamiento los llevaron a considerarlo patrono de los trabajadores de la salud en todo el mundo junto con San Juan de Dios. Su ejemplo nos inspira a ejercer nuestra profesión con compasión, empatía y dedicación, recordándonos que cada persona que atendemos es un ser humano valioso y digno de respeto.

La labor de San Camilo también nos enseña la importancia de la humanización de la salud. Él comprendió que no solo se trataba de sanar cuerpos, sino de brindar consuelo espiritual y apoyo emocional a aquellos que luchan contra la enfermedad. Su enfoque integral de la atención médica nos recuerda que el trato amable, la escucha atenta y el cuidado de la dimensión espiritual son aspectos fundamentales para promover la sanación integral de los pacientes.

Los últimos días de vida de Camilo….

La muerte de Camilo tuvo lugar en Roma, a los 64 años, en la casa de La Magdalena, que aún hoy se conserva como casa generalicia de la Orden.

El proceso final de Camilo no fue de unos días… Camilo se sintió particularmente débil unos meses antes, no pudiendo ir al hospital como los demás (como cuidador) y sintiendo envidia: “Dichosos vosotros, que habéis estado en aquella santa viña, sirviendo a los pobres enfermos”, les decía a sus compañeros que iban al hospital, al que él llamaba viña.

Un día de su última primavera en que el médico le dejó salir de la casa de la Magdalena, donde él tenía certeza de morir, pidió al carrocero que se dirigiera hacia el hospital del Espíritu Santo, que para él era el jardín donde se respira el aire que solo hay en el paraíso. Allí entró con ayuda de dos religiosos y conversó con los enfermos a los que les dio su bendición y expresó su deseo de estar siempre con ellos. Sentía una particular “atracción” hacia el hospital. Decía que tenía imán para él.

Durante los últimos meses, Camilo mendigaba apoyo espiritual al estilo de la época, solicitando que celebrase por él la Eucaristía e hicieran oraciones. Le visitaban y buscaban su bendición y su intercesión, así como el deseo de conservar algo suyo simbólicamente.

Camilo tuvo la posibilidad, en las últimas semanas de su vida, de despedirse por escrito con una Carta Testamento con algunas recomendaciones. En esta Carta Testamento, son claras las preocupaciones de Camilo al final de su vida y los deseos de morir cerrando el círculo biográfico. Con conciencia de continuidad para sí mismo en manos de Dios y de continuidad para la Orden, pide comunión espiritual, transmite su deseo de fidelidad en la pobreza y en la misión de la Orden de servir a los enfermos, así como expresa su deseo de que no se malogre la identidad hecha de religiosos sacerdotes y laicos, con su particular originalidad. Una herencia hermosa de un hombre apasionadamente entregado a la humanización del mundo del sufrimiento y conocedor de las vulnerabilidades de los religiosos y de la misma condición humana.

En los últimos días, ordenó que pintaran un cuadro, concretamente que se pintase un Cristo muerto en la cruz, y en la parte superior el Padre eterno, y el Espíritu Santo en forma de paloma en los lados, llenos de la sangre derramada por Jesús; y al pie de la cruz, María orando por Camilo.

El 6 de julio hizo que todos los padres y hermanos se sentaran, y habiendo pedido licencia al Padre General para decir algunas palabras, les exhortó a todos a la observancia del Instituto, en particular a la fervorosa caridad con los enfermos, a la unión y caridad entre sí mismos, a la pureza del corazón y del cuerpo, a la pobreza, obediencia y humildad, que no perdiesen el ánimo por las grandes borrascas y persecuciones que había vivido la Orden, porque todos los principios eran dificultosos. Al fin, derramando muchas lágrimas, según su biógrafo Sancio Cicatelli, dijo:

“Padres y hermanos míos, yo pido misericordia a Dios, y después demando perdón al Padre General y a todos los demás, de cualquier mal ejemplo que les haya dado en el pasado, asegurándoles que más ha procedido de mi poco saber, que de mala voluntad”. Y a todos, presentes y ausentes, les dio la bendición.

A continuación, el Padre General y los presentes le pidieron perdón y se despidieron entre lágrimas, besándole las manos.

Le trajeron el cuadro que había encargado, pero el confesor había hecho pintar al mismo padre Camilo arrodillado ante la cruz, junto a la Virgen. Camilo exclamó: “Señor, vos sabéis que no ha sido esta mi intención; pero como habéis querido que me pongan debajo de vuestros pies, y de la protección de vuestra Santísima Madre, sea para que yo espere más misericordia, y que me caiga alguna gota de vuestra sangre, que con abundancia me purifique” . Quiso acomodar el cuadro en lugar donde le pudiese ver para meditar el misterio que representaba, como hiciera San Agustín con los Salmos Penitenciales.

Le pidió al enfermero que cuando se muriese, que le repitiese palabras de esperanza hasta cuarto de hora después de muerto.

Según sus escritos, el 10 de julio Camilo confirma su Testamento espiritual que pediría que se lo pusieran al cuello después de muerto. Al demonio tentador le deja Camilo “todos los pecados y todas las ofensas que he cometido contra Dios”; al mundo, “todas las vanidades”; a Jesús, “mi alma”; a San Miguel Arcángel, “todo el intelecto”; a María Virgen y Madre, “mi voluntad”; y de nuevo a Jesús crucificado, in extremis, “todo mi ser, en alma y cuerpo”.

La mañana del domingo 13 de julio le dijo a un padre que le velaba: “No sé si estos padres han pensado ya en las cosas necesarias para mi entierro”. Respondió el padre que ya se había hablado de eso. Añadió Camilo: “Advertid que no hay más tiempo que mañana”.

La mañana del 14 de julio, último día de su vida, le visitó de nuevo el Cardenal Ginnasio Protector. Después preguntó qué hora era, al escuchar dar el reloj. Eran las ocho. El dijo “cómo tan tarde, que esta será la última Misa que oiré”. Estaba realmente preocupado por su salvación. Acabada la misa rogó al confesor que no se apartase de su cama por si le viniera a la mente alguna cosa que pudiese confesar.

Al médico, después de agradecerle, le dijo: “Otro médico me espera”. Así pasó algunas horas rodeado de los suyos hasta que, a las 21.30, falleció a los 64 años de edad, 40 años después de su conversión y 28 después de que aprobó su Congregación Sixto V y 20 después de elevada a Orden por el papa Gregorio XIV. Fue enterrado por la noche, por indicación del papa, a la vista del revuelo que se generó en Roma.

 

A la muerte del Fundador , la Orden Ministros de los Enfermos contaba con 299 religiosos, 154 sacerdotes y 145 hermanos, en 17 casas repartidas por casi toda Italia y divididas en 5 provincias .

Hoy, al celebrar el recuerdo de aquel 14 de julio de 1614, podemos quedarnos con algunas de sus bendiciones, como la del 10 de julio de 1614: «Con esto acabo, enviando a todos (en cuanto me es concedido por Dios nuestro Señor, y de su parte) mil bendiciones; no solo a los presentes, sino también a los futuros que sean operarios de esta santa Orden hasta el fin del mundo».

Descargar carta y testamento Espiritual de San Camilo

 

¡Feliz Fiesta de San Camilo a todos los enfermos y trabajadores de la salud!

Maratón solidaria por el Hogar San Camilo de vagues

El Hogar San Camilo de Vagues realizará una maratón Solidaria el próximo sábado 21 de noviembre a las 23:00 horas de España,  mediante una transmisión en vivo en Facebook Chicos Hogar San Camilo, cuidados por los religiosos Juan Antonio Amado y Francisco Berola, que están al frente de un Centro piloto para personas con discapacidad severa, un Centro de excelencia de Argentina, que también necesita apoyo material.

En este evento participará el Delegado General de la Provincia Española el Hno. José Carlos Bermejo.

La iniciativa del hogar, que funciona hace más de 42 año en el Paraje Vagues de la ciudad bonaerense de San Antonio de Areco, tiene como objetivo recaudar fondos para sostener esta obra que ha sido denominada por muchos “la Perla de la caridad”, golpeada por la situación económica generada por la crisis de la pandemia que vivimos en todo el mundo

¡Necesitamos ayudar al Hogar y poder continuar acompañando a los Chicos en esta hermosa Obra!

Para contribuir con esta causa, puedes hacerlo

Pinchando aquí (enlace del Centro San camilo), colocando en la finalidad Argentina-Vagues.

A través de la cuenta del Banco de Santander:

ES73 0049 5068 1923 1619 1063
Titular: Ministros de los Enfermos (Religiosos camilos)

 

Los Santos y la Enfermedad

La enfermedad y el sufrimiento han sido para las personas lugares fundamentales de encuentro y desencuentro con la fe y la espiritualidad. Acercarse a este misterio con mirada abierta es fundamental para acoger y acompañar al enfermo cuando este se presenta en la puerta de nuestra vida.

Javier de la Torre junto a un numeroso grupo de expertos han desarrollado el libro «Los Santos y la Enfermedad» en el que repasan de manera exhaustiva la experiencia humana y de fe de grandes santos de la Iglesia Católica en los que la enfermedad ha sido clave en su vocación y su carisma. El libro nos ayuda a aproximarnos a la santidad de manera humana, con la cercanía propia del que pretende servir de inspiración para otros.

En este libro es especial para la orden de los Ministros de los Enfermos ya que recoge la experiencia de enfermedad que padeció nuestro fundador San Camilo de Lellis. Es narrada por dos grandes conocedores de su vida y sensibilidad, Dña. Consuelo Santamaría y D. José Carlos Bermejo, delegado general de la provincia española.

Agradecemos el esfuerzo de estos autores al acercar, sin perder rigor, la lectura de fe que estos Santos hicieron de su enfermedad siendo esta experiencia fundamental en su identidad.

Celebración del 150º aniversario de la Muerte la Beata María Doménica Barbantini

Hoy 22 de mayo las Ministras de los Enfermos, de la gran familia de San Camilo, celebran el 150 aniversario de la muerte de su fundadora María Doménica Brun Barbantini quien fuera beatificada por el papa Juan Pablo II el 7 de mayo de 1995.

Nos unimos a la celebración de este día pidiendo al señor por su protección sobre esta congregación religiosa para que continúe haciendo presente el amor misericordioso de Cristo a los enfermos según el espíritu de San Camilo de Lelis.

Beata María Doménica

Nace en Luca, Italia el 17 de Enero de 1789. Segunda entre siete hermanos, fue educada cristianamente por sus padres. La educación materna contribuyó en modo particular para formar un corazón abierto y sensible con los infelices. La muerte del padre y de 3 hermanos en la adolescencia deja profundas marcas en su vida, ayudándola a madurar y tener una mayor comprensión del dolor.

María experimenta todos los estados de vida que una mujer puede experimentar: esposa, madre, viuda, fundadora y religiosa de su congregación. A la edad de 22 años se casa con Salvador Barbantini, el cual fallece repentinamente dejándola en espera de un hijo. Con gran fe en este momento se consagra a Cristo Crucificado. El amor al Crucificado conduce María al amor al prójimo sufridor y ella comienza a dedicarse a los enfermos más necesitados de su ciudad. El nacimiento de su hijo Lorenzo trajo gran alegría a su corazón, sin embargo un presentimiento doloroso se hizo realidad y a la edad de 8 años el niño fallece. En esta lucha interior, ella decide dedicarse totalmente al servicio de los enfermos.
A los 28 años funda la Pía Unión de Caridad, obra centrada en la espiritualidad de la Virgen de los Dolores. A pedido de su confesor asume la fundación del Monasterio de clausura de la Visitación.

Una vez terminada la obra, la beata, debe realizar un difícil proceso de discernimiento: quedarse como religiosa de clausura o continuar la asistencia a los enfermos. Confirmada en la dedicación a los enfermos, se dedica con todas sus fuerzas a este proyecto y el 23 de Enero de 1829 funda el Instituto de las Hermanas Oblatas Enfermaras de Nuestra Señora de los Dolores.

El 23 de Marzo de 1852 el Papa Pio IX aprueba el Instituto con el nombre de Sororum Infirmis Ministratium que recuerda el nombre oficial de los religiosos hijos de San Camilo de Lelis.

El Papa Juan Pablo II la proclama Beata el 7 de Mayo de 1995.