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30/01/13

Entrevista al P. Jesús María Ruiz, vicario general de la Orden

1. Recientemente has participado en el Capítulo en representación de la Consulta General de la Orden ¿Cómo has encontrado a la Provincia Española? Diría que a pesar de que han pasado 6 años, y todos tenemos 6 años más, tengo la impresión que no ha pasado tanto tiempo por la forma de continuar trabajando de las personas. Al contrario me he encontrado a las personas con más entusiasmo y más madurez. Cuando fui superior provincial, tuve como objetivo, “elevar un grado la espiritualidad” de la provincia. Espiritualidad, no sólo entendida como oración y plegaria sino como valoración de lo esencial de la vida religiosa: el don del carisma, la consagración, la vida comunitaria, el ejercicio del ministerio, la formación,… A mi regreso observo un avance en todos estos aspectos. 2. El Capítulo Provincial ha evaluado el ministerio de la provincia del último trienio ¿qué destacarías de las presentaciones de los diferentes ministerios?
La verdad es que en este Capítulo nos hemos encontrado con algunas novedades ministeriales como es el trabajo en las enfermerías de religiosas y religiosos o la difusión que se realiza del carisma desde la Oficina de Comunicación. Luego está el Centro de Humanización de la Salud que siempre es una fuente inagotable de creatividad.
Si tuviera que destacar algo es la aplicación de las nuevas tecnologías a los diferentes actividades pastorales de la provincia como por ejemplo en la comunicación, que sin abandonar el soporte “papel”, tiene un mayor protagonismo en internet y en las redes sociales. 3. Recibiste el encargo de iniciar e impulsar el proyecto camiliano en la Orden. ¿Qué valoración te merecen estos 3 años de trabajo?
Sí la verdad es que me ha tocado impulsar el proyecto camiliano sobre todo en la coordinación de la comisión que se creó en la Orden para animar este proyecto de renovación. La verdad es que el proyecto camiliano nos ha permitido pulsar muy de cerca la realidad de la Orden en todos los puntos cardinales del mundo.
La participación y la implicación de provincias, comunidades y religiosos ha sido muy amplia y lo bello ha sido confirmar como ha existido un gran consenso en la orientación que debía tener este proceso de renovación. Así una amplia mayoría considera que este proceso debe ser un proceso de renovación y profundización en la identidad de la propia vida religiosa.
Otra de las conclusiones del proyecto apunta a la importancia de la formación permanente o continua y que va mucho más allá de la profesión religiosa y la ordenación. 4. La provincia también vive la crisis de vocaciones religiosas ¿Cómo vislumbras el futuro?
No es un tema que lo tenga muy estudiado pero pienso que tener vocaciones para “repetir curso” o “reproducir más de lo mismo” que sólo aumentan número no merecen la pena. La vocación debe ser para aportar algo significativo en lo apostólico. Más que de vocación, me gustaría hablar de trabajar y apostar por la transformación de los jóvenes y su implicación en la extensión del Reino.
Hoy en día se nos sigue pidiendo ser instrumentos para desarrollar una nueva escuela de caridad y una nueva manera de estar en el mundo de la salud. Y para ello, tenemos que, como nos dice San Juan, “nacer de nuevo”. Y en este camino vamos codo con codo, religiosos y laicos.