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07/02/13

Del vicio al servicio: la conversión extraordinaria de San Camilo de Lelis

Hay que decir que Camilo se encontraba en Puglia desde noviembre de 1574 cuando llegó a Manfredonia, quizá con la esperanza de embarcarse rumbo a Dalmacia. Aquí, tras verse sin trabajo, se decidió a pedir limosna a las puertas de la iglesia de Santo Domingo, en la plaza principal de la ciudad. Un señor importante del lugar, viéndole, le propuso un trabajo para los frailes capuchinos, quienes le acogieron como peón para la edificación del convento y de la iglesia anexa, la actual iglesia madre del cementerio de Manfredonia dedicada a Santa María de la Humildad. En Manfredonia le pidieron después a Camilo que fuera al convento de San Giovanni Rotondo para llevar víveres a los frailes. Llegó allí el día uno de febrero de 1575 y fue acogido por el guardián, el padre Angelo, que no fue indiferente a la tristeza reflejada en el rostro del joven recadista. El padre Angelo tomó a Camilo del brazo y le habló en el patio del convento de Dios, de Cristo y del verdadero amor. Los “hechos” de la conversión de Camilo, que tuvo lugar en el desolado y solitario Valle del Infierno, nos los cuenta su primer biógrafo, el camilo Sanzio Cicatelli (1570-1627), coetáneo suyo y “testigo de la primera hora”:
“(…) a la mañana siguiente, después de oír misa (…) se despidió y se dirigió hacia Manfredonia. Por el camino, cabalgando sobre un asno (…) iba pensando silenciosamente en las cosas que le había dicho el padre guardián (…). Improvisamente fue asaltado desde el Cielo con un rayo de luz interior tan grande sobre su mísero estado que (…) le parecía haber hecho añicos su corazón, y movido por el dolor (…), diciendo palabras interrumpidas por muchos sollozos: ¡Ah, mísero e infeliz de mí, qué gran ceguera la mía por no conocer antes a mi Señor! ¿Por qué no he dedicado toda mi vida a servirle? Perdóname, Señor, perdona a este gran pecador”.
A partir de aquel día los acontecimientos cambiaron y Camilo, de joven vicioso, se fue transformando gradualmente en un hombre de Dios, entregado al servicio del prójimo que sufre. Todo, por tanto, comenzó en Puglia, y los Camilos se han afanado siempre para que la memoria de estos hechos no se perdiera, custodiando los lugares simbólicos de la conversión (el Valle del Infierno especialmente) y la promoción de su conocimiento por parte de los fieles. Con mayor razón este año que contempla la apertura, el próximo julio, de los festejos por los cuatrocientos años transcurridos desde la muerte del Santo de Bucchianico, patrón de los enfermos y de quienes les cuidan. Así, el 31 de enero, los restos mortales de Camilo abandonaron Roma para volver a los lugares de su conversión. Diversas iniciativas promovidas por la archidiócesis de Manfredonia – Vieste – San Giovanni Rotondo, por los Camilos de Provincia Sículo-Napolitana y por los municipios de Manfredonia y San Giovanni Rotondo: acogida de las reliquias, procesiones, Santa Misa, presencia en diversas parroquias, congresos para el personal médico y sanitario, para los institutos de vida consagrada, parada en los lugares de San Pío de Pietralcina: santuario Santa Maria delle Grazie y Hospital Casa Sollievo della Sofferenza. Además, los Camilos han tratado desde hace un mes de dar a conocer a San Camilo a los alumnos de enseñanza primaria, media y superior, consiguiendo unos resultados muy positivos en ambas ciudades. Pero todo esto, ¿para qué? ¿Solamente para conmemorar un aniversario relacionado con una gran personalidad italiana y santo de la Iglesia católica? ¿O tal vez para promover posteriormente al territorio interesado en el acontecimiento? Nos complace pensar que Camilo “todavía habla”… Su vicisitud de desbandada, de insatisfacción, de dependencia patológica del juego y de otros hábitos nada virtuosos que “que adormecen” el alma son de una actualidad aterradora. Camilo no era en esto muy diferente de los jóvenes y menos jóvenes de la sociedad actual. Pero también su conversión resulta actual. ¿No son escandalizadoras las noticias relacionadas con actrices, periodistas, futbolistas y gente de “mundo” que finalmente ha descubierto la “perla preciosa” del Evangelio? Como Camilo, también ellos recuerdan que la salvación tiene lugar mediante el encuentro con dos elementos: la fe en un Dios no lejano y el amor al prójimo. Y mira por donde, las historias de vida de los santos dan esperanza a un mundo, y a nuestro mundo interior, de que para vivir es siempre necesario convertirse y renovarse.
Alfredo Tortorella
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