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31/01/19

Como surgió el Centro de Humanización de la Salud

Como hemos comentado en alguna otra noticia el Centro de Humanización de la Salud nació como fruto de un proyecto de una asignatura cursada en el Camilianum.

Poco a poco esa idea fue tomando forma hasta materializarse para responder a un objetivo concreto que los Religiosos Camilos identificamos. Por ello, el proyecto inicial fue aprobado y quedó recogido en las Actas del Capítulo Provincial dela Provincia española en 1989.

Queremos compartir una parte de las actas de esa reunión que reflejas fielmente la visión pastoral de fondo y la presencia del carisma de los religiosos Camilos desde la fundación del Centro de Humanización de la Salud.

Extracto de las Actas del Capítulo Provincial Provincia Española 1989.

En la mañana del 27 de enero de 1989, en La Moraleja (Madrid), en la reunión de 27 religiosos camilos (Capítulo Provincial), fue aprobado el proyecto presentado tres días antes. En esta Asamblea fueron presentados los siguientes proyectos: Creación de un Centro para personas con discapacidad en Córdoba (Argentina), creación de nuevos edificios en Vagues (Argentina), Fundación en Bolivia, Creación de Residencia Asistida para mayores en Zaragoza, creación de Residencia para personas con discapacidad en Navarrete, creación de una Escuela ocupacional en Zaragoza, creación de una Residencia de Ancianos en Trujillo, creación de un Equipo Base para llevar la Casa de Acogida para enfermos de SIDA en Madrid, creación de un Centro para transeúntes en Sevilla, creación de un Centro para drogodependientes en Navarrete y creación de un Centro Camiliano de Pastoral de la Salud.

            En el debate, 3 días antes, se presentó el proyecto con motivaciones, entre las cuales:

            “El punto de partida de este anteproyecto es salir al encuentro, responder e iluminar una necesidad real y concreta que tenemos delante y nos envuelve. Creemos que no se trata de algo ya elaborado, pensado y gestado desde las ilusiones y teorías desencarnadas.

            Son las necesidades con las que nos topamos cada día en nuestro quehacer dentro de la Iglesia y la sociedad, las que nos llaman a ser realistas y a ofrecer unas respuestas eficaces, competentes y generosas, y a ir creando nuevo concepto de salud más en consonancia con el mensaje evangélico, donde estén presentes y adecuadamente considerados nuevos aspectos fundamentales, fuertemente interrelacionados entre sí, como son: el concepto de vida, la libertad-liberación, la paz, el equilibrio, la salvación, la fe, la esperanza, el amor…

            Tenemos frente a nosotros, permanentemente, signos de los tiempos que nos interpelan con fuerza. El carisma de la misericordia está siendo solicitado desde el despertar social y eclesial que ha ido haciendo sensibles las conciencias hacia los que claman desde el dolor y la enfermedad, y las injusticias cometidas contra la dignidad y el valor de la vida humana. Se están esperando ansiosamente iniciativas concretas en el mundo de la Pastoral de la Salud; lo estamos palpando cotidianamente en los círculos en los que nos movemos.

            Bástenos recordar aquí algunas zonas oscuras que se presentan con toda su dramaticidad: deshumanización en atención y servicios, carencia de respuestas concretas y válidas, progresiva parcialización-especialización en la sociedad moderna que conduce a contemplar al hombre solo bajo una de sus dimensiones, necesidad de respuestas especializadas desde la Pastoral de la Salud globalizadora, frustración producida por el eficientismo tecnológico con voluntad omnipotente de “curar”, hasta llegar a los límites del encarnizamiento…

            Afortunadamente, “este complejo mundo de la salud, escenario de tantas injusticias y ambigüedades, hoy, más que en el pasado, interpela a los religiosos y a las religiosas que, por vocación y misión, están diariamente dedicados a él” (Religiosos en el Mundo del Sufrimiento y de la Salud, p. 15).

            A nosotros, religiosos camilos, asimismo nos interpelan y motivan  nuestro carisma y nuestra historia. Simplemente nos es suficiente con recordar breves trazos. Fuimos los camilos quienes merecimos el nombre de “nova schola caritatis” (Benedicto XIV). Quienes heredamos, además de Camilo sus formas de hacer y desarrollar el ministerio con aquella escuela que él proporcionó y ejerció con los suyos, haciéndoles practicar el servicio asistencial y evangelizador en su presencia, invitándoles a tomar tanto el puesto de enfermo como de enfermero, o el lugar del moribundo y del pastor “que recomendaba el alma” (Cicat. Vms). Aprendimos de él que los seglares son la oportunidad, siempre actual, de ampliar los brazos de la misericordia: “Esto lo aprendí de vuestro Santo Padre Camilo (Cicat. Vms.). Que el carisma de la misericordia es un don del pueblo de Dios, no algo en exclusividad para el religioso camilo: junto a la portería de la Magdalena, disponía de un local donde reunía a algunos cristianos para enseñarles y animarles al servicio de los enfermos; enseñar a los demás a servir a los enfermos, a acercarse a los que sufren y a prodigarles los cuidados adecuados fue posible rompiendo temores y practicando el bien hacer; es esta una de las funciones del religioso camilo, porque a él ha sido concedido este don, recordemos si no la revolución que produjo la presencia de los primeros camilos en Nápoles (Cicat. Vms. P. 102ss). Somos nosotros quienes, finalmente, estamos comprometidos, porque así lo prometimos libremente, a hacernos cargo del personal sanitario, a colaborar con asociaciones del mundo de la salud, a crear grupos, etc. (Cons. 52, 53, 54, 55, 57)

            Y finalmente, es el momento presente de la Provincia, es la preparación que hemos ido proporcionando a nuestros religiosos, y son nuestros últimos documentos y escritos, todo lo que nos impulsa, ya de una vez, a optar por un quehacer específico y especializado en nuestra pastoral evangelizadora, asistencial, formativa y difusora. Recordemos para ello todos los documentos que se citan para este Capítulo Provincial, publicados en nuestro boletín oficial (Reunión abierta de 1986, carta del P. General después de la visita, carta del P. Provincial después de la visita, Reunión abierta con el P. General en 1988, comunicación de la Conulta y Provinciales a la Orden, Viena 1988, y cómo no, reunión abierta en Navarrete, 1987).

            Por todas y cada una de estas motivaciones nace este anteproyecto.