Actualidad


01/12/15

La misión de la Camillian Task Force en Nepal en el testimonio de una voluntaria

Han transcurrido ya varios meses después de aquel fatídico terremoto que asoló a Nepal el pasado 25 de abril de 2015. En varios momentos hemos hecho eco del trabajo que ha realizado la Camillian Task Force de la India de los Religiosos Camilos en colaboración con Cáritas Nepal. En esta oportunidad queremos compartir el testimonio de Sor. Stephina Religiosa y médico, superiora Provincial de la Congregación Clarisas Franciscanas de la Provincia de Santa María en Mananthavad:
“Estaba muy contenta porque era la realización de uno de mis sueños: poder participar en una misión de apoyo en situaciones de emergencia fuera de mi país.
Naturalmente no sabía con qué situación me iba a encontrar: como por ejemplo que el lugar de trabajo sería una tienda de campaña y que además debíamos caminar por largos periodos de tiempo. Después de haber llegado a Kathmandu, hemos pasado la noche en la casa de los Jesuitas donde han puesto a nuestra disposición una gran sala. El día siguiente hemos viajado hacia los lugares que han sido más afectados por el terremoto. Una vez llegamos al distrito de Gorkha, en la escuela de santa María, hemos pasado otra noche. Allí nos acompañaban el Hno. Madhu, Religioso Camilo, y un ingeniero D. Abraham Royce, quienes han cuidado cada detalle en cuanto a la organización y logística de los campos médicos.
Comenzamos el viaje divididos en dos grupos en las aldeas que nos fueron asignadas para realizar nuestro trabajo: Manbu y Kashigav. Los vehículos han llegado a Soti en horas de la tarde. Allí hemos Dormido en el suelo y en el patio de un hotel, con sacos de dormir. Temprano en la mañana, retomamos nuestra marcha hacia el pueblo de Manbu.
Fue un viaje muy agotador ya que la carretera era estrecha y empinada. Teníamos acceso a una pequeña ración de paquetes de dulces, galletas y agua, pero esto era nada para un equipo de 20 personas, incluyendo a los guías. En las primeras dos o tres horas de camino estábamos muy animados y entusiastas, me sentía orgullosa y agradecida con Dios por esta maravillosa oportunidad que me había reservado. Sin embargo, Poco a poco me empecé a sentir cansada y con muchos calambres musculares que impedían mi marcha. He vivido sentimientos diversos y temía que esta situación pudiera causar malestar a todo el grupo. He rezado con fervor y he podido sentir la fuerza de la oración en cada paso de lograba dar. Naturalmente todos los miembros del grupo, especialmente el P. Shiju, el P. Teji y el señor Royce siempre han estado junto a mí, dándome la mano y siendo pacientes en cada tramo que realizábamos.
Después de siete horas de camino me sentía infeliz e impotente, me recosté debajo de la sombra de un árbol. Sentía mucha hambre y sed, además notaba como las energías se me terminaban. Después ha comenzado a llover por largo tiempo y la situación se ha hecho peligrosa. Después comenzamos a subir otra colina y yo he debido concentrar todas mis fuerzas para poder llegar al lugar. Hacia las seis de la tarde hemos llegado a Manbu, un pueblo cercano a los 7000 pies sobre el nivel del mar. Hemos dormido en tiendas, la disponibilidad de poder contar agua potable ha sido una autentica bendición.
Nepal tiene 75 distritos, de los cuales 14 han sido completamente destruidos por el terremoto, de los cuales siete han sido confiados a la caritas de Nepal, dentro de los cuales se encuentra Gorkha en el cual hemos realizado nuestro trabajo. En cinco puestos de este distrito hemos colocado los campos médicos y hemos tratado cerca de 2000 pacientes. El 20% de enfermos eran víctimas directas del terremoto: personas con contusiones, abscesos, heridas debido a las caídas, perturbaciones en el sueño, etc. El resto de los pacientes reportaban patologías generales.
La gente era muy tolerante: muchas personas son analfabetas y no se preocupan por los problemas de salud, pero que están muy preocupados acerca de sus necesidades básicas como comida y refugio y por las inclemencias meteorológicas.
Yo creo que esta calamidad natural nos sirve para tomar conciencia de nuestra naturaleza humana. Me quedé sorprendida por el alto grado de tolerancia al dolor de las personas enfermas que he conocido en los campos médicos. A veces, por la falta de anestesia, he tenido que suturar muchas heridas. Por fortuna tuvimos momentos en que contábamos con el instrumental necesario para atender a las personas que acudían a nosotros. Recuerdo una mujer de 23 años, con su hijo de tres días de nacido, ha llegado a nuestro campo médico recorriendo dos horas de camino subiendo la montaña. Ha venido por tres días consecutivos para poder drenar un absceso del seno. Su sonrisa inocente sigue iluminando aun mi corazón. Los niños no tienen escuelas, no tienen un lugar donde jugar, no tienen nada de comer y se conforman comiendo fruta selvática, bebiendo agua y jugando con piedras y con barro. Pese a esto así son felices.
Mientras nosotros preparábamos la comida cerca de nuestras tiendas, los niños traían la leña. Los soldados estaban muy atentos a nuestras necesidades. Nos daban arroz y verduras y fueron muy útiles en la creación del campo médico. Se necesitaron tres días para la distribución de bienes y refugio y mantas para la preparación de kits familiares previstas por Caritas Nepal. El trabajo en equipo fue muy apreciado.
Cuando salimos de Nepal para regresar a nuestro país, hemos sentido la fuerza del vínculo que habíamos creado en estos días de aventura con el resto de voluntarios que colaboramos con la Camillian Task Force”