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20/09/11

Entrevista a Mons. Raúl Berzosa

Mons. Raúl Berzosa, Obispo de Ciudad Rodrigo, ha impartido la primera ponencia de las XXXVI Jornadas de Delegados Nacionales de Pastoral de la Salud que tenía como título “Necesidad y búsqueda de sanación en nuestro mundo actual: Entre la memoria, la profecía y la esperanza”. Agradecemos su disponibilidad para profundizar en algunos de sus contenidos. 1.- Le gusta decir que más que una “época de cambio” estamos viviendo un “cambio de época”. Explíquenos a qué se refiere con esa expresión. - No es un gusto mío o una frase acuñada por mi persona. Baste reflexionar sobre algunos “signos de los tiempos”: la globalización, la caída de las torres gemelas, la aparición del terrorismo en red, la crisis económica mundial, las nuevas tecnologías de comunicación, el fenómeno migratorio masivo, los nuevos países emergentes con el nuevo imperio Chino, etc… En definitiva, se nos está desvelando que “algo nuevo a nivel mundial” está naciendo, con sus luces y sus sombras, sin saber muy bien hacia dónde caminamos. 2.- Ha hablado también de la “bulimia de lo efímero” o “anorexia de valores absolutos” como algunos de los males de nuestra sociedad. ¿Qué terapia cree que deberíamos aplicarnos? - Para los creyentes es clara, con palabras del Papa Benedicto XVI: “Quien se encuentra con Cristo no sólo no pierde nada sino que gana todo”. Añado: Cristo es la Verdad que llena la cabeza; la belleza que llena el corazón y la bondad que hace buenas nuestras obras. Para quien no es creyente, existen verdades y valores tal vez menos estables y seguros. 3. ¿Podría prescindir la Iglesia de la pastoral de la salud? - No, radicalmente no. Sería traicionar la esencia del mensaje de salud y de salvación del Evangelio. Y, además, sería ir en contra de la praxis de Jesús de Nazaret para quien los pecadores, los pobres y los enfermos eran su prioridad. 4. La presencia de las capellanías y de las delegaciones de pastoral de la salud ¿en qué medida cree que inciden en la promoción de una cultura de la humanización de la salud? - Es un “lujo precioso” su presencia en los hospitales. Si están de verdad vocacionados y cumplen con generosidad su misión, son verdaderos oasis, betanias y referencias cualificadas de acogida, escucha y terapia espiritual. Son insustituibles y necesarios. Y esto no lo digo yo; lo dicen los enfermos. 5. Le gusta decir qué “el enfermo es un agente cualificado de pastoral de la salud” ¿en qué sentido? - En el mismo sentido en el que, al menos, desde el Vaticano II se dice que los jóvenes son los evangelizadores de los jóvenes o los obreros los evangelizadores de los obreros. Esto no es clasismo sino implicar activamente a los enfermos en la pastoral de salud. No son sólo receptores pasivos sino agentes cualificados y necesarios. 6. Por último afirma que los cristianos tenemos que “evangelizar humanizando y humanizar evangelizando” ¿Qué quiere decir con esta expresión? - En el mismo sentido que predicaba y actuaba el fundador de su Instituto: el evangelio comporta valores y actitudes humanizadoras; y sólo desde el humanismo cristiano, animado por el amor de ágape, se llegará a captar lo que significa ser buena noticia en el mundo de la enfermedad y del sufrimiento. Es, en definitiva, hacer realidad el dogma de Jesucristo: entre lo humano y lo divino (entre evangelizar y humanizar) ni división ni separación pero sin confusión ni cambio. Son niveles diferentes y, a la vez, complementarios. No olvidemos la bella definición de Pablo VI: “la iglesia – y el cristianismo- son expertos en humanidad”. En todos los campos.